Aquí le narraremos uno de los recuerdos hermosos que guarda su hermana, Miriam L. Reyes Belén, cariñosamente Cuca.
Ella nos narra, que ellos solo se llevaban un año de edad. Ella nos decía que siempre notaba algo especial en él, algo diferente a los demás chicos de su edad.
Refiere que cuando salían de la escuela, se paraban a recoger almendras, las comían y disfrutaban como niños que eran.
P. Aníbal desde pequeño era muy dado a estar con personas de mayor edad que él, y una Sra. mayor, les daba agua muchas veces, y P. Aníbal hablaba mucho con ella con mucha espontaneidad, no solo con esta Sra. sino con muchas personas que se encontraban en el camino.
Cuca refiere que era un poco más tímida, pero siempre le gustaba estar a su lado.
Que hermoso ser ella la que tenga que hablar, tomando el lugar de su hermano, en proceso de canonización, de tantas cosas que vivieron en su niñez y durante su vida.
Recuerda que cuando le avisaban, que ya su hermano sacerdote, regresaba a su casa de algún viaje, ellla lo dejaba todo y como el pasaje Bíblico de Marta y María. Donde María se quedaba a los pies de Jesús escuchando todo lo que hablaba, eso mismo hacía su hermana, Cuca, se quedaba a sus pies escuchando a su hermano por horas, siempre fue su mejor amigo y por bendición su hermana de sangre.
Gracias Cuca, por tu amabilidad y espontaneidad con todos nosotros que buscamos ejemplos tan hermosos a imitar en estos tiempos, donde la corriente del mundo es contraria a la vida espiritual.
Gracias Dios por estos bellos regalos que siempre nos haces.
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